Los humanos deberían parecerse más a las plantas: el cuerpo y la carne, en #casadeKang

Casa de Lectoras Indeseables
5 min readMay 21, 2019

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Han Kang nació en Gwangju, Corea del Sur, en 1970. Hija del novelista Han Seung-won, estudió literatura coreana en la universidad de Seúl y empezó temprano su carrera como escritora. Se dio a conocer con la publicación de poemas y relatos cortos desde 1995, ganó el premio literario Yi Sang en 2005 y desde el 2013 da clases de escritura creativa en el instituto de las artes de Seúl.

Su carrera llamó mucho la atención en Corea del Sur desde sus inicios, debido a que las temáticas que manejaba eran decididamente originales, femeninas y subversivas, haciéndola una escritora “polémica”. La crítica no se decidía entre declararla un genio y afirmar que sus libros eran demasiado truculentos como para ser apreciados. Ella siguió trabajando, creando una obra original, extensa y rica en el espacio de dos décadas.

La literatura coreana está muy influida por la complicada situación geopolítica que soporta el país. Dice Kang: «El siglo XX ha dejado heridas profundas no solo en Corea sino en la humanidad al completo. Como nací en 1970 no he experimentado ni la ocupación japonesa, que ocurrió entre 1910 y 1945, ni la guerra de Corea, que comenzó en 1950 y concluyó en 1953 con un alto al fuego. Empecé a publicar poesía y ficción en 1993, cuando tenía veintitrés años; ese fue también el primer año desde el golpe de Estado de 1961 que vimos electo un Presidente de la población civil en lugar de un veterano de las fuerzas armadas. Gracias a todo eso, yo misma y otros escritores de mi generación sentimos que teníamos a nuestra disposición la libertad de investigar el interiorismo del ser humano, dejando de lado declaraciones abiertamente políticas en nuestro trabajo sin un sentido de culpa».

Puede que este ojo interior, que escruta y desnuda las minucias de la vida y las violencias que las atraviesan, sea la razón por la que Han Kang fuera considerada una escritora controvertida. Tras la publicación de su primera colección de relatos, Amor en Yeosu, un crítico literario comentó que consideraba a la autora una mujer demasiado joven como para conocer el sufrimiento tan intenso que narraba. También La Vegetariana recibió una primera acogida mixta, siendo considerada «excesivamente extraña y extrema». Sin embargo, su talento terminó haciéndose evidente incluso ante los escépticos de su habilidad y sensibilidad. Su prosa es tersa y precisa, y sus historias han cambiado el panorama cultural coreano.

La Vegetariana fue publicada originalmente como novella en 2007, y su relato precursor, El fruto de mi esposa, en 1997. Han dice haberse obsesionado con un verso del poeta Lee Sang: «Creo que los humanos deberían ser plantas». Lee vivió la era de la colonización, que dibujó un presente extremadamente violento y un futuro incierto. Como todas las acciones agresivas atañen a los animales, tal vez deberíamos intentar ser un poco más como las plantas. Esa es la motivación última de la muda protagonista de La Vegetariana, Yeong-hye: como encarnación del verso de Lee Sang, abandona el consumo de productos animales, afirma que sus pechos son la única parte de su cuerpo que la representan por ser incapaces de hacer daño, se sostiene con las manos en el suelo para convertirse en árbol. En El fruto de mi esposa, la historia se convierte en fantasía cuando su protagonista consigue finalmente convertirse en un árbol. Yeong-hye no correrá la misma suerte.

Tres voces narran el destino de Yeong-hye: su marido, su cuñado, y su hermana. Tres perspectivas, tres puntos ciegos en los que la protagonista desaparece. Su pecado capital es ofrecer resistencia pasiva a través de su negativa a consumir carne. Esta libre elección indigna a todo su entorno que, como dice Gabi Martínez en su prólogo, «intentan arrastrarla, convencerla, violarla, cada uno a su manera». Ella se opone, tan serena como resoluta, y aunque las violencias –familiares, de género, institucionales– contra su iniciativa y su cuerpo se van sucediendo, estos son imparables desde el mismo principio.

Si La Vegetariana ha dado el salto de Corea al mundo es gracias al impulso de una traductora: Deborah Smith. Smith empezó a aprender coreano tres años antes de empezar a trabajar en La Vegetariana; realizó un esfuerzo considerable llevada por la convicción de que era una novela importante que quería ver publicada en inglés. La traducción inglesa de La Vegetariana ha sido denostada por algunos como «una manipulación del texto original», sin considerar que toda adaptación de un texto es manipulación, que Han y Smith negociaron cada palabra, y que Han la respalda públicamente y sin reservas. La autora habla inglés fluido, pero para muchas de sus entrevistas en ese idioma acude a Smith para poder emitir respuestas más construidas y ricas. «Más que cualquier otra cosa», explica Han a uno de sus entrevistadores, «Me gusta el tono de las frases que escribe Deborah. Las dota de moderación, atrapa sentimientos intensos y los controla, y eso se corresponde con las frases que yo escribo en coreano. Me siento muy afortunada de haber encontrado una traductora capaz de representar emociones sutiles».

Deborah Smith y Han Kang en la entrega del premio Man Booker Internacional, 2016. (Alastair Grant/AP)

Cuando La Vegetariana fue premiada con el Man Booker, uno de los reconocimientos más prestigiosos de la literatura internacional, en 2016, Han y Smith compartieron su cuantía económica a partes iguales. Desde 1997 hasta 2019, este texto ha recorrido mucho para que ahora podamos tenerlo entre manos, impulsado entre traductoras, editoras, críticas, otras autoras y sus lectoras. Tenemos la inmensa suerte de contar con la dedicación de estas mujeres. Queremos agradecerle públicamente a :Rata_ su excepcional edición de esta obra, cuidada hasta el último detalle, y a Sunme Yoon por su traducción original al español. Es un privilegio poder disfrutar de una obra impecable.

El último jueves de este mes de mayo, día 30, nos vemos en #casadeKang para compartir impresiones, opiniones y temas de La Vegetariana. Os esperamos.

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El club de lecturas feministas con un plan la mar de ambicioso: leer libros escritos por mujeres y comentarlos.

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