El 8M en esta casa hacemos huelga
Como todas sabréis, el trabajo de una mujer va más allá de las 8 horas (o 10 o 15) que desempeña, si tiene suerte, en un empleo remunerado. Las mujeres somos también responsables de la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados que sostiene la sociedad: cuidar a niños, ancianos y enfermos; las tareas de casa; mantener un registro (¡sin backup!) de los productos básicos que se necesitan en casa, los calendarios de vacunaciones o pruebas médicas de familiares. Sobre nuestros hombros descansa también la responsabilidad de asegurar el bienestar de los demás. Esto es el llamado trabajo emocional.
Por si fuera poco, las condiciones laborales de las mujeres han caído en picado, y mientras los medios lucen con orgullo las historias de unas pocas privilegiadas que rompen “techos de cristal”, las economistas hablan del “suelo pegajoso”. Y es que no solo las mujeres cobramos menos que nuestros compañeros en puestos idénticos: también nos tocan aquellos menos valorados y peor pagados y tenemos menos posibilidad de ascender o mejorar nuestras condiciones. De todo ello resulta una feminización de la pobreza que nos condena además a situaciones que comprometen nuestra salud y seguridad personal.
Para dar visibilidad a todas esas cuestiones (y muchas otras que desgranamos a continuación), junto a la indignación por el número de víctimas de la violencia machista y la sentencia del caso de “la manada”, el año pasado el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, dejó de ser una oportunidad para que las marcas nos vendieran fruslerías y se convirtió en lo siempre debió ser: una jornada de reivindicación y lucha. El último libro que hemos leído en Casa de Lectoras –Monstruas y Centauras, de Marta Sanz–nace precisamente de la reflexión reactiva en torno a todas esas cuestiones que se nos agolparon como feministas a principio del año pasado.
Este año, se vuelve a convocar una huelga. Por desgracia, las problemáticas que nos movieron en masas el pasado año no se han resuelto en los últimos doce meses, y a esas reivindicaciones anteriores se suman muchas otras, como los problemas específicos de mujeres migradas y refugiadas, con especial atención a los CIES (esas cárceles para quiénes cuyo crimen no es más que el intento de huir de la pobreza o la violencia) y el racismo que impregna todas las capas de la sociedad, incluidas las instituciones. Podéis leer el manifiesto completo en este enlace. Por si la lista de agravios no fuera lo bastante larga, la amenaza de la extrema derecha se cierne sobre todas nosotras (de hecho, ya campa a sus anchas por Andalucía), aún más con las elecciones anticipadas que esta misma semana ha convocado el gobierno socialista. Parece que volvemos a tiempos oscuros donde la intolerancia se expresa con tanta violencia como desfachatez y que, desgraciadamente, siempre se ceba sobre los mismos colectivos: amenazan con la vuelta a leyes del aborto restrictivas que limitan los derechos reproductivos de la mujer, se habla de –y se promete perseguir– la “ideología de género”, se castiga e invisibiliza a las personas LGBTI (el centro de Barcelona, fruto de la lucha de varias décadas, sufrió un ataque apenas una semana después de abrir sus puertas).
En definitiva, sobran las razones para parar y salir a la calle. A gritar, denunciar y reivindicarnos, pero también a encontrarnos y construir alternativas. Porque el patriarcado (y su hermano de sangre, el capitalismo) no puede ser la única forma de vida, sobre todo si significa nuestra propia muerte y la del planeta.
Por eso desde Casa de Lectoras os animamos a participar en las movilizaciones del 8 de marzo. También queremos alentaros para que, además de ir a la manifestación de ese día, busquéis en vuestros barrios y ciudades los grupos de mujeres que están trabajando para preparar la huelga, acudáis a sus asambleas y os familiaricéis con los movimientos organizadores, no solo porque nos necesitan sino también porque juntas somos más fuertes. Porque tenemos que crear redes de apoyo, más allá de las parejas, familiares y amigas. Redes más amplias y fuertes con las que frenar y revertir la pérdida de derechos.
La jornada del 8M se está preparando de forma coordinada a nivel estatal. Una buena forma de ponerse en contacto con el grupo o comisión más cercana es empezar a seguir en Twitter a la coordinadora nacional o consultar la completísima web Hacia la huelga feminista y ponerte en contacto con tu grupo local, está más cerca de lo que crees y, seguro, tienes mucho que aportar.