Abrimos el curso visitando la imprescindible #casadeDavis

Casa de Lectoras Indeseables
3 min readSep 24, 2019
Angela Davis, feminista, defensora de las libertades civiles y abolicionista de la prisión.

Angela Yvonne Davis (Birmingham, Alabama, 1944) nació en plena apogeo de las leyes Jim Crow, que imponían la segregación racial en el sur de los Estados Unidos. Su padre se graduó en la universidad de Raleigh, una de las facultades segregadas de la época, e impartió clases en un instituto. Su madre, Sallye Bell Davis, estudió en la universidad de Alabama y trabajó durante años como maestra de primaria mientras, en paralelo, organizaba el Congreso de Juventudes Negras del Sur. La familia vivía en la llamada Dynamite Hill, un barrio que recibió ese nombre tras los constantes ataques con explosivos del Ku Klux Klan. Así, Davis creció en un momento de brutal discriminación en el seno de una familia consagrada al activismo y la educación.

Davis fue acusada de conspiración en 1972 y el FBI la incluyó entre los “criminales más buscados”. Obviamente, fue absuelta.

Su vocación política y por los derechos civiles se intensificó con su traslado a Nueva York, donde descubriría el socialismo. En 1967 Davis se incorporó al Comité Coordinador No Violento Estudiantil (SNCC) y simpatizó con el Partido de las Panteras Negras, aunque nunca llegó a afiliarse. Más tarde militaría en el Partido Comunista Estadounidense. El socialismo y el feminismo antirracista se convirtieron en las líneas maestras de su labor académica y activista, currículum que le valió una acusación de conspiración y ser vigilada por los servicios de inteligencia estadounidenses como terrorista doméstica. Davis es también fundadora de Critical Resistance, una organización que tiene por objetivo abolir el sistema penitenciario norteamericano (de gestión privada y que discrimina a personas negras y de otras minorías étnicas) que, tal y como defiende en su trabajo, es más cercano a la esclavitud que a la justicia. De la misma forma, defiende la liberación animal, y es vegana desde hace décadas. En la actualidad es miembro del Consejo Asesor del Prison Activist Resource Center, desde donde ha trabajado en un estudio comparativo sobre las mujeres encarceladas en Estados Unidos, Holanda y Cuba.

Mujeres, raza y clase (1981), su obra más conocida, es un texto esencial para entender la interseccionalidad de las represiones raciales en el marco del capitalismo y el patriarcado. Davis pone el dedo en la llaga y analiza directamente los movimientos de liberación civil, especialmente el feminista, desgranando los motivos por los que las reivindicaciones de las mujeres negras fueron sistemáticamente silenciadas y apartadas a los márgenes. Con una potente documentación histórica, la autora recorre las dificultades y el eterno racismo que han sufrido las mujeres afroamericanas, pero también su incontestable espíritu de lucha y supervivencia.

Género, raza y clase son elementos entrelazados: si Silvia Federici analizó y suplió las carencias de la teoría económica socialista respecto a la realidad del género, Davis lo hace con la realidad de la racialización. El sistema económico en el que vivimos es, además de patriarcal, imperialista, y requiere mano de obra esclava para mantenerse; esclavos (esclavas) que sustrae imponiendo fronteras entre países ricos y pobres, generando migraciones del desastre y construyendo una narrativa de razas para cementar la supremacía de algunas personas sobre otras.

Esperamos que, continuando con nuestra lectura de bell hooks el año pasado, seamos capaces de arrojar luz sobre nuestro imperialismo interiorizado y así empezar a disolverlo; hacer puente entre el contexto norteamericano y el español –las distancias no son tan grandes como podría parecer– y analizar lo que significa. Os invitamos a #casadeDavis, el próximo miércoles 2 de octubre.

Mujeres, raza y clase. Angela Davis. Editorial AKAL. Madrid, 2004. Traducción de Ana Varela Mateos. 239 páginas. 24,50 euros.

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El club de lecturas feministas con un plan la mar de ambicioso: leer libros escritos por mujeres y comentarlos.